¡Dime que haces y te diré que eres!

Haciendo una lectura fina de lo que nos deja esta pandemia y como siempre decimos el COVID-19 nos puso un espejo en la cara para que nos miremos mejor y nos dice, ¡Dime que haces y te diré que eres!

Esta situación mundial en la que estamos inmersos nos exige principios básicos de la coherencia y lógica, que de hecho es lo que los ciudadanos, tendríamos que haber ejercido desde hace muchos años atrás, pero hicimos todo al revés, permitimos que la avaricia, la codicia, el conformismo, la cobardía y la falta de templanza o actitud, nos ganara.

Veámonos junto a nuestro entorno, o lo hicimos o lo permitimos, o lo más grave nos conformamos, somos más peligroso que el virus, talamos nuestros bosques, ponemos de moda a nuestro parecer lo exótico y lo comemos, envenenamos el aire que respiramos con gases tóxicos, los ríos y los mares, mal manejamos la basura qué hacemos, con tal de ganar plata vendemos productos tóxicos, servicios de mala calidad, en fin todo es motivo de negocio no importa el daño que se causen, hasta la pandemia es negocio y ni hablar de la guerras que creamos.

Así nos está yendo, sí no nos baña un tsunami, nos sacude un terremoto, nos sopla el trasero un huracán, nos ahoga una inundación o se nos prende fuego el rancho con los siniestros forestales, y no es otra cosa que la naturaleza nos cobra el mal trato que hemos ejercido durante tantos años,

Y si como esto fuera poco, salimos de casa para ir a trabajar o de simple joda y provocar accidentes, si no nos matamos dañamos a alguien, pero eso sí, enseguida le echamos la culpa al otro de nuestras torpezas.

Y bueno ¡Dime que haces y te diré que eres! Mientras tanto estamos viendo como todo lo construido se derrumba en esta pandemia que, por lo visto la solución para el planeta es la cuarentena, pero no así para nuestras empresas, la economía se cae a pedazos y la depresión de las sociedades comenzó a manifestarse, el hartazgo y la decadencia, pero hay algo que nos alimenta las esperanza es, cuando salgamos de la cuarentena o cuando salga la vacuna, y nos volvemos a equivocar, dejemos a los que saben investigar sobre la vacuna y la cura, y mientras tanto qué hacemos el resto, creo que no nos queda otra que trabajar en la construcción de un mundo más inclusivo, más sabio y honesto.

Ahora yendo a nuestra materia debemos corregir lo malo en nuestro hábitat, nuestro lugar en el mundo y para ello debemos vernos al espejo y aceptar con criterio los defectos como individuo y sociedad, que hasta ahora hemos tenido, y apelemos al coraje para sanar nuestras actitudes ante la vida, démosle el valor que corresponde, y me alegra que se vayan creando muchos foros de personas interesadas en mejorar y adecuar nuestras ciudades y hablamos de infraestructuras, transportes ecológicos, peatonalizar las ciudades, más espacios verdes, etc. Esto aparece porque tenemos la necesidad imperiosa de mejorar nuestra calidad de vida, pero poco efecto tendrá si no ordenamos conceptualmente lo malo de lo bueno.

Veamos ¿Qué es más peligroso el Covid-19 o Nosotros? ¿Por qué se demoniza el Transporte Público? Según dijeron era el vehículo principal de contagios y eso se dijo sin ningún estudio previo, luego se develo que era un error, hasta ahora es el más seguro, será. 

-Recomendado: ¿Hoy es el Transporte Público realmente seguro?-

Sobre el primer punto, somos más infecciosos que el Covid, veamos.

Si bien Paraguay adecuo su legislatura por recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) Con el objetivo de disminuir las muertes en siniestros viales, este no dio resultados, porque quedó en papeles y no en la práctica, se sigue con la corrupción, se venden los registros de conducir y los controles son descontroles, por las coimas, cohecho, la población lo comenta, es decir, la mayoría de los conductores no conocen la legislaciones y ni hablar del manejo responsable, total todo se arregla con unos billetes, pero nos estamos olvidando que la vida, el elemento más preciado, la perdemos cada día.

Datos para tener en cuenta:

 

Paraguay está ubicado en el 6º puesto regional con más fallecidos en siniestros viales con una tasa de 22,7 muertes por cada 100.000 habitantes, es 2º en la región por muertes en motos, y 8º en el mundo por la misma razón 11,7 muertes por cada 100.000 habitantes.

En el 2016 se registró una baja de fallecidos en siniestros vehiculares pero hubo un gran aumento de muertes de peatones en un 51.10 por cada 100.000 ganándose el 7º puesto mundial.

Para tener más claro el panorama en accidentes de tránsito contamos con 92 muertes por mes, 23 muertes por semana y 3 muertes por día o 1 fallecido cada 8 horas, se actúan 1.200 defunciones por año y el promedio de edad de los afectados es de 28 años.

Según el Ministerio de Salud el costo por cada accidentado es de 300 Millones de guaraníes contemplando inclusive terapia intensiva.

En la tabla figuran 1º Los Motociclistas, 2º automovilistas, 3º peatones y por último el transporte público, siendo este último el más seguro.

Datos del Ministerio de Salud son 62.000 pacientes que ingresan por año por consecuencia de eventos viales, el 35 % son causados en Motos, por falta de casco.

El 80 % de los pacientes realizan algunos tipos de tratamientos y un gran número de pasos por cirugías, es de aquí los altos costos. 

Estas estadísticas nos hablan sobre nuestra ciudad, totalmente nociva, he inseguras y para nada inclusiva, evidencian nuestra propia desidia y falta de respeto a la vida, sigo sosteniendo que somos más peligrosos que el Covid-19, ya que estas desgracias son evitables, y nos marcan una vez más que el transporte público sigue siendo el más seguro.

Convencido de que estos datos nos ayudará a reflexionar sobre la ciudades que necesitamos, y es aquí el gran desafío, estado y población presentes, para el trabajo conjunto en corregir este flagelo donde todos somos parte de este colapso, donde amén de los accidentes contaminamos nuestro propio ambiente con gases tóxico, vibraciones, alto volumen de ruidos, gastamos combustible innecesario, afectando la economía y la organización productiva generando inseguridad extrema.

 Este es el momento de resetear nuestro chip, nos toca como sociedad corregir nuestras malas costumbres y enfrentar el desafío de una vida más sana, construyendo un futuro predecible y un país conveniente y seguro para cada habitante, y de aquí en más, mírate al espejo observando,

 ¡Qué haces y te dirás Quién eres! 

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